A los 18 años Carolina emigró de Concordia a la Ciudad de Buenos Aires, capital de la Argentina. Al tiempo quedó embarazada. “Me acuerdo de ese sentimiento” -dice- “Pánico. Te paraliza”. En el camino de su vida abortó dos veces.
“No tomé conciencia de lo que tenía dentro”, reflexiona. Con la muerte de su madre, como ella lo narra, se dio cuenta que tenía que “duelar 3 vidas”. Así comenzó un proceso de sanación donde ella destaca lo importante de no tapar el dolor y lo difícil que es perdonarse a una misma.
Hoy afirma: “Tengo dos angelitos que me han perdonando”. Aquí el testimonio de Carolina, quien además de esos dos angelitos, tiene dos hijos con su marido y hoy siente que abrir su corazón le permitió sanar su herida.
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No podía soportar más ese dolor que sentía
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Pasé de ser un sepulcro frío y oscuro a un hermoso pesebre
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Algo tiene que cambiar
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Decido romper el silencio para que salga a la luz algo que fue muy doloroso
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¿Dónde está mi hijo?
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De a poco uno encuentra la paz que tanto necesita
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Yo, la peor de todas
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¿Por qué me fui?
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